jueves, 9 de octubre de 2008

Jorgue Chavez: vida, despedida y reencuentro.

¿Quién no ha ido a despedir o esperar a un familiar al aeropuerto Jorge Chávez? Muchos nos molestamos al esperar tanto que salga; otros, morimos por la angustia de que no se vaya, pero nunca nos ponemos a pensar en todo lo que sucede dentro.
Este fue creado en 1960, reemplazó al aeropuerto de Limatambo, debido a que estaba siendo rodeado por áreas residenciales.

Conversando un poco con Juan Felipe Gonzáles Cadillo, arquitecto que participo junto a otros colegas en las mejoras del aeropuerto, me contó como fue evolucionando el aeropuerto para convertirse en uno de los más modernos y con mayor tráfico de pasajeros de América Latina, pues concentra la gran mayoría de vuelos internacionales y nacionales del país, sirviendo a más de 7.500.000 de pasajeros por año.

Lo primero que se hizo, fue ampliar el aeropuerto, se diseñó una nueva área para vuelos nacionales, se construyó los espigones posteriores que más tarde serían las salas de espera y luego la remodelación de vuelos internacionales.
Lo que antes era el balcón del segundo piso (ya no esta ocupado por tiendas de comida) ahora son oficinas. Se construyó el Perú Plaza, que no solo es el patio de comidas, también abarca tiendas de textiles de alpaca y productos de cuero, platería, artesanías, una amplia gama de perfumes, licores, chocolates y otros artículos. Dispone también de una agencia bancaria, teléfonos públicos, cajeros ATM y un locutorio.

Luego se construyó el Hotel “Ramada Costa del Sol”, que está ubicado frente a la torre del terminal aéreo, consta de 5 niveles que gozan de todas las comodidades de los mejores hoteles a nivel internacional, por ello pocos pueden darse el lujo de pasar unos días ahí.
Entre otras tantas características el edificio cuenta con paneles acústicos que aíslan el ruido de las aeronaves.

Todos estos proyectos fueron hechos gracias a Lima Airport Partners (LAP) quien tomó la concesión del aeropuerto por 30 años, BECHTEL – COSAPI ganó la licitación – se hace un concurso y se evalúa a las empresas que presentaron sus propuestas para ver si califican económica y técnicamente – para el desarrollo del proyecto y la construcción; es este consorcio quien internamente licita nuevamente para cada una de las partidas de la obra: los pisos, cielos falsos, señales, pintura, juntas obra civil, etc.

Así dejo al Jorge Chávez con un potencial flujo de pasajeros y visitantes, antes no se podía abastecer; después de estos cambios de logró alcanzar un nivel más alto y una mayor acogida de pasajeros


Despedida

Llevar las maletas a pesarlas, rogando no exceder los 40 kilos para internacionales, presentas tu documentación y luego esperas a que te llamen. Uno debe tener mucho cuidado a la hora de las llamadas, pueden sorprenderte como he visto a muchos, que están comiendo algo y escuchan la “última llamada”, salen despavoridos casi ni se despiden de sus familiares. Es preferible ver en tu vuelo la hora de embarque para que así no tengas ningún inconveniente. Tómate unas cuantas fotos para capturar el momento y recordarlo con nostalgia.
Aunque trates de hacerte el fuerte, se te cortará la voz, lagrimearás y terminarás llorando como un bebé. No está mal, por el contrario, está bien porque es muy humano. Lloras con o sin vergüenza porque te nace hacerlo, porque sabes que extrañarás todo lo que es tu mundo, tu entorno; o sea, tu vida.

Te despides de todos y con paso firme te diriges a las Salidas Nacionales e Internacionales, pagas el impuesto para salir del país y das un último vistazo por la puerta a tus familiares, ya no tristes, ahora están emocionados y con la mirada fija en ti.
Pasas la revisión de pasaporte. “¿Primera vez que viaja?”, te entregan tus documentos y te diriges a las tinas para dejar todo lo que sea metálico – de preferencia lleva un canguro y coloca todo lo necesario en el –. Al pasar el arco, recoges tus cosas y ¡listo! Ya estás fuera del país, de tu querido Perú.
Esperas impaciente que llamen a los pasajeros y puedas abordar. Al ver que se demoran demasiado decides pasear un poco por las tiendas y ver cosillas por ahí.

Yo no me lo creí hasta que estuve en el aeropuerto de Madrid y salí al lugar donde te esperan tus familiares. En ese instante pasaron por mi mente muchas cosas que dejaba atrás y me dije: “ahora sí me lo creo, ya no hay vuelta atrás y no te veré durante dos meses M, te extrañaré y recordaré muchas cosas. Hay mucho tiempo para pensar pero poco para conocer todo”.


La otra cara de la moneda, entre el personal que trabaja para el aeropuerto se encuentra Eduardo Ramírez Saldarriaga, quien se desempeña en el área de seguridad, a quien le hice una serie de preguntas:

-¿Qué tipo de cosas lleva la gente que son filosas o punzo cortantes en las maletas de mano?

Como puedes ver son cosas comunes desde cortaúñas, navajas Victorinox Mechanic (las de la cruz blanca con fondo rojo) o navajas con funda de cuero o diseños en el mango de símbolos incaicos, tijeras, espátula de albañil hasta un pico para labrar la tierra.

-¿Alguna vez le ha tocado alguien que se haya opuesto a ser revisado?

-Señoras más que todo, pero para eso tenemos personal femenino.

-¿Cuál fue el peor susto que se llevó cuando empezó a laborar en el aeropuerto?

Cuando un señor pasó por el arco y luego de una serie de preguntas recordó tener una placa de metal en la cabeza, estuve muy nervioso porque lo revisamos varias veces y nos habíamos asegurado de que no tuviera ningún metal.

-¿Es difícil trabajar en el aeropuerto?

-Siempre se debe estar atento, es nuestra responsabilidad hacer segura la estadía de los turistas en el aeropuerto.


¿Bienvenido?

El avión aterriza, todos aplauden. Esperas ansioso para poder saltar las escaleras y correr a abrazar a tus seres queridos; pero debes esperar, todo tiene un proceso.
Al bajar tendrás que subir a un bus – es recomendable subir y quedarte cerca a la puerta, así al bajar podrás ser uno de los primeros en la cola para pasar aduanas.
Sonríes y avanzas apresurado a las fajas que te van trayendo como platos a la carta las maletas, por fin encuentras la(s) tuya(s), las acomodas bien en el carrito y te diriges a la otra cola en la que entregas el formulario ya lleno que te entregaron en el avión y presionas un botón rezando para que la luz que se enciende sea verde, tuviste suerte.
Al ver a toda esa gente te aturdes y buscas con un poco de desesperación a tus familiares entre las cabezas, los regalos florales, los globos y los peluches inmensos; en ese instante vez correr a tu novia, la abrazas y le das muchos besos, luego vienen los abrazos por parte de tus familiares.
Tras contar un poco el porqué del retraso – es raro que no se demore el avión al aterrizar o que no lleguen muchos vuelos al mismo tiempo o que no haya una cola inmensa en aduanas –.Después de dejar muy en claro que no deseas tomar ningún taxi de esos dos señores que teniendo una maleta tuya, quieren hacerte subir prácticamente a la fuerza a sus herramientas de trabajo – de esas empresas que poco les falta para cobrarte la misma cantidad que el derecho de salida del país – sonríes mientras escuchas una serie de comentarios acerca de cambios que pueden notar tus familiares: desde que has engordado hasta que estás pelucón y más alto que cuando te fuiste.

Muchos no nos ponemos a pensar que tan agotadora debe ser la vida de los pilotos y las aeromozas, yo tampoco lo sé, pero dudo que sea muy alocada y que no pueda conocer nada. En mi viaje de ida pude escuchar algunas conversaciones de las aeromozas haciendo planes para ir a tal o cual lugar en el centro de Madrid, supongo que esta especie de suerte debe ser solo por unos días, talvez se queden un fin de semana “descansando” y luego tengan que volver a los aviones.

Decirlo o escucharlo es una cosa; vivirlo, otra.

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