martes, 5 de junio de 2012

CACHIMBO, UN NUEVO SER


CACHIMBO, UN NUEVO SER

Uno nunca nace sabiendo que quiere para la vida, uno lo hace conforme crece y toma decisiones a algunos nos cuesta y para otros ya esta dicho todo.

¿Ingeniería? Porque los números se le daban mejor – ¿leer? que flojera–, siempre despeinado y muy tímido con las mujeres. A los 16 ya había tenido una experiencia amorosa y le enseño mucho y casi nada a la vez.
Tenia un mundo por delante ahora en la universidad, pero ¿eso era realmente lo que el quería?
Siempre creyó que el ser raro era bueno, o al menos así no se le acercaría mucho la gente y andaría con gente que le guste las mismas cosas que todos, a diferencia de lo primero él era como todos – aunque el nunca lo aya considerado así – bromista, súper pilas y muchas veces – por descuido – coqueto.

Al ver que Ingeniería no era realmente lo que quería pensó en un millón de cosas y al final tomo el valor de decirlo: “mama no quiero ingeniería es una tontería porque toda la carrera voy a ver números, la verdad pensé que seria un tanto mas practico que teórico”
Fueron días largos de conversaciones extenuantes con su madre para ver las posibilidades de “tomar conciencia” y poder solucionar todo. Sí, ella quería que el de una vez se pusiera los pantalones y tomara conciencia que no era un juego esto de la universidad y que tendría que decidirse y prepararse bien para una carrera, cualquiera fuera esta, porque ninguna seria fácil.

Luego de pensarlo mucho decidió ir al psicólogo – por voluntad propia – con una dosis de vergüenza para dar una de esas pruebitas que te dicen “que opciones” tienes como carreras profesionales, el tan recurrido “Test vocacional”.

Era renegon y contratista, siempre poniéndole peros a todo, siempre quejándose de todo sin hacer nada, siempre descuidado y despreocupado en todo.

Decidió tomar por sorpresa a su madre y madurar un poquito, solo lo necesario como para no sentirse incomodo consigo mismo – por el forzado suceso – y lo suficiente como para que su madre viera que dio un paso mas en el camino de la vida.
No se le veía mal el cabello sin peinarlo, pero nadie nunca le dijo que se le veía bien, ni siquiera el mismo lo consideraba así, lo hacia para pasar desapercibido y vaya que se le veía gracioso.

Dejo de lado el andar de luto siempre y decidió ponerse su ropa que estaba dobladita bien planchadita y guardada en un cajón que era de colores y que nuevamente tomo la costumbre de combinar eventualmente bien.
Su cabello ya había descansado mucho y era hora que se pusiera las pilas, como él y se hizo un mohawk discreto pero simpaticon – siempre se lo quiso hacer solo que no tenia vergüenza de que se burlaran –. Ahora usaba perfume y olía rico.
Interiormente, cambio poquito a poquito tomando responsabilidad y noción de las cosas que hacia y que no hacia.

Postulo decidido a ingresar, pero con temor de no hacerlo. Cuando vio que la universidad nuevamente lo recibía “Janpierre Marroquin Carranza = INGRESO” – valla que es terca la universidad con él – se puso alegre pero lo escondió diciendo “la U no aprende, igual me quiere en ella: ¡Ya lo sabia!”. Ahora dejando de lado los números se extendía dispuesto a leer todo lo que le pidieran en la carrera de CC.CC. total leer te relajas y a la vez aprendes.

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